miércoles, 27 de octubre de 2010

Nuevo mensaje para Chichorela: Asuntos literarios: Roberto Bolaño

Te recomendé el "Entre paréntesis" de Roberto Bolaño (Santiago de Chile, 1953- Blanes, 2003) proponiéndotelo como un interesante complemento para la lectura de otras obras suyas de elección bastante más comprometida, ya que empezar con Bolaño suele ser para quedarse un buen rato.

Antes de seguir adelante, quizás conviene felicitarse de que, aunque las espumas del inminente tsunami ya se anuncien en el horizonte, todavía es posible hablar de este autor con relativa tranquilidad (e impunidad, también muy importante). No ha llegado todavía la hora en que habrá que andar escondiéndose en lugares sombríos y húmedos, poco concurridos por escasamente apetecibles, asegurándose bien antes de doblar cada esquina, tratando así de evitar la vorágine bolañuda (incluso ahora mismo seguiría siendo factible darse una vueltecilla curiosa por Blanes sin riesgo de la propia integridad emocional, opción que dentro de nada resultará descabellada siquiera de imaginar); (y sí, por evitarme la discusión, estoy dispuesto a admitir que puedo estar exagerando y mucho, pero es que todavía están bien frescos en mi memoria los tiempos en que era imposible dar cuatro pasos sin verse asaltado por algún taxonomista compulsivo de cronopios y famas, y no era cosa de broma); (del mismo modo que nunca más volveré a decirle a nadie que me interese que Rudyard Kipling es un buenísimo escritor, de acuerdo y blablablá, a la par que un plasta impresentable como autor, a mayor gloria de sus patrañas fascio-imperiales, pues esta cuestión ya me costó un disgusto que todavía me sigue escociendo en algunas noches sin luna).

Lo primero que leí de Roberto Bolaño fue el primer capítulo de "Estrella distante", un texto que encontré en la red y que me deslumbró. ET Juan me había hablado de "Los detectives salvajes", que estaba leyendo en ese momento, el pasado verano, y aunque sus recomendaciones, siempre a su manera sibilinamente discreta, luego suelen resultar jugosísimos plenos al 15, yo me sentía muy lejos de interesarme por un tocho que sonaba a ficción policiaca (justo ahora que está lloviendo a tochos de esa temática); de manera que, por no desestimar la propuesta, hice una búsqueda y di con ese primer capítulo de "Estrella distante".

Y que lo encargué en la librería y al mismo tiempo me hice con dos títulos disponibles en ese momento, el ya mencionado "Entre paréntesis" y "El gaucho insufrible". Y lo que más me interesó fue el "Entre paréntesis", una recopilación de columnas periodísticas, artículos, prólogos, discursos y conferencias, así como una última entrevista a Roberto Bolaño, cuando el escritor, a la espera de un trasplante hepático, se afanaba por concluir "2666": "ya va por la página 900 y todavía no la acaba", anota la entrevistadora, Mónica Maristain (la edición de que dispongo es de 1.119 páginas).

En esa misma entrevista Bolaño destaca a Ignacio Echevarría, editor tanto de "Entre paréntesis" como de "2666", como a uno de sus tres mejores amigos, distinción que se hace más expresa en la dedicatoria de "El gaucho insufrible", al pie de la permanente y casi invariable a Lautaro y Alexandra, sus hijos.

Este dato resulta interesante si se tiene en cuenta que se está hablando de dos casos de ediciones póstumas, pues tal sucede tanto con "2666" como con la recopilación "Entre paréntesis".

Volviendo a la cuestión del interés de "Entre paréntesis", sin duda una parte muy importante es la referida a la cocina literaria del autor, en la sección "Un narrador en la intimidad"; claro que también resultan igualmente ilustrativos, esclarecedores de un modo más o menos indirecto, otros muchos artículos como por ejemplo "El pasillo sin salida aparente", a propósito de una vuelta de visita a su Chile natal, después de 25 años de exilio, o "Las palabras y los gestos", un artículo en El País "escrito dos días después de la muerte de Camilo José Cela [como reacción] frente a las innumerables necrológicas que glosaban su figura en términos muy admirativos", según la nota del editor.

(Los de El País igual se lo tendrían que mirar esto que se traen con las necrológicas, y que el otro día culminaba con la de Luis García Berlanga en vivo y en directo, vía twitter, según explicaron. Uno no puede menos que acordarse de las inefables proezas del irundarra Juan Antonio Lecuona, periodista pionero en el desbarre funerario también, y que por cierto falleció el pasado 17 de agosto, a los 87 años: descanse en paz, pues)

Para acabar por hoy con lo de la cocina literaria de Roberto Bolaño, aunque no vaya pregonando eso del mucho amor que pone en sus recetas y tampoco es que aborde temas de gusto, precisamente, a la vista de los resultados se le puede creer cuando declara que escribir le gusta casi tanto como leer: como sale a colación a propósito de James Ellroy y su "Mis rincones oscuros" —altamente recomendable, por cierto, y del que tal vez merezca la pena tratar en otro momento— la cuestión vendría a ser mantener los ojos abiertos (y ya el no va más sería ser capaz de bailar la conga mientras el abismo devuelve la mirada).

Aparentes o no, debilidades, carencias y fragilidades de orden formal, en la obra de Roberto Bolaño se pueden percibir unas cuantas bastante significativas en principio —el en ese momento todavía permanente candidato al Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa venía a hablar de 100 primeras páginas extraordinariamente brillantes, creo recordar que a propósito de "Los detectives salvajes", y en todo caso espero que no sea a cuenta de "2666" y sus mil y pico—; claro que esa es una cuestión inherente al modo de producirse de Bolaño, que se arriesga a todo menos a perder de vista lo que realmente le interesa compartir con su lector.

Cuestiones aparentemente importantes, pues, esas debilidades, carencias y fragilidades, y perfectamente prescindibles si resultan no contar en lo que interesa: salvar el fuego, que es el caso que nos ocupa.

(Continuará…)

jueves, 7 de octubre de 2010

A una tenaz incompareciente, mi admirada Chichorela

Dedico a Chichorela (para entendernos) esta tarde en Hondarraitz (Hendaye-Plage). Algo así como un brindis al sol, pues no me parece que la mencionada vaya a aparecer por aquí, al menos a medio plazo. Sucede que suele tener sus más y sus menos con el teclado y los enlaces, y como tampoco es cosa de atosigarla —ya que lo mismo le da un más pronto que tarde y acaba mandando el ordenata a la porra (y no sería la primera vez, pues que yo sepa en un apretón de esos ya se sacudió de en medio un Mac portátil)—, la actitud conveniente es dejar que la naturaleza —la extraña naturaleza de las cosas— vaya obrando por su cuenta (a su entero capricho, vamos).

Así que calma y paciencia, que no cunda el desánimo, y a aguardar lo que haga falta.

(Y mientras tanto al escribir disfruto con esta toute pétillante sensación de impunidad, que también tiene lo suyo)

viernes, 24 de septiembre de 2010

Elogio de Labordeta

Las manos de mi madre… Es el pensamiento que le quiero dedicar a Labordeta, sic (él mismo, a secas).
No quiero hablar de distancias aparentemente insalvables, sino de toda clase de oportunidades para la cercanía que venía siendo este señor (senior= señor): Podía explicar sin más, por ej, que aquel entregado aprendíz… de brujo, Federico Jiménez Losantos, era éso: un ensimismado chaval, lleno de ansias de saber; otro alumno suyo…


El cierzo calvinista me atañe más —ende mucho más que me preocupa— que el tornado bolchevique, pero no son tanto los polvos de la llanura desértica como para no saber apreciar que del horizonte se ha borrado otra sombra protectora, de ésas tan siempre dispuestas y frescas, tan y tan acostumbradas y acogedoras; y tan tan prontas a empezar la siguiente lección… del páramo siguiente…


He de decirte que me he quedado hasta el fin de la película, para verte cómo acababas, y que no he quedado decepcionado, sino terriblemente sorprendido. Las últimas veces que te había visto y oído estabas más cabal que nunca, lleno de vida, hablando de fontanería biológica con naturalidad veterinaria, y buscando prometedores horizontes desde las más inmediatas proximidades, como siempre; como desde tus principios…

Creo dejarte en las mejores manos: en las de esta hermanita que habla de las madres.

Betirako bedi, José Antonio Labordeta jauna.

 

 

viernes, 10 de septiembre de 2010

El final del verano llegó…

31 de Agosto 2010, atardecer en Hendaia

Así comienza una vieja canción, seguramente su mejor parte, antes de lanzarse a rimar partirás con recordarás, y amor y verdaz con corazón y realidaz, tu-tu-tu-tum tu-tu-tu-tum tu-tu-tu-tum.

Hay también otro final del verano, realmente patético en este caso —como que los responsables del invento todavía se siguen lamentando de haberse cargado al Chanquete de los huevos de oro…—, claro que yo de ése me libré, tu-tu-tu-tumba tu-tu-tu-tumba tu-tu-tu-tumba..

Del que no me libro es de éste del 2010, lo mismo que me sucedió con el del 2009 y con otros todavía recientes y que ahora no me apetece lo más mínimo recordar.

El asunto se revela amenazadoramente metafórico cuando uno se hace la pregunta de si realmente le ha sacado partido a ese glorioso intervalo: ¿he aprovechado realmente el tiempo, dedicándome concienzudamente, en cuerpo y alma además, a no hacer otra cosa que vivirlo lo más de lo más despreocupadamente posible, eh?

Uno siempre tiene sus dudas: ¿De veras que no podría haber hecho mucho más en el sentido de hacer lo menos posible en lo tocante a todo aquello que incluso mínimamente suene a práctico y productivo, eh?

¿Cuando limpiaba la lechuga y los tomates para la ensalada de veras que estaba pasando el rato entretenido de la mejor manera, jugando lo más desprevenidamente posible; o acaso y por el contrario no estaría siendo incapaz de evitar evadirme de la puritísima distracción a base de concentrarme en fetiches bioecológicos, por ejemplo, sucumbiendo a alguno de esos irrefrenables reflejos autojustificativos, eh?

En fin, según mi experiencia, creo que no tardaré mucho en ir encontrando respuesta a todas estas cuestiones. Si cuando, junto con los días cada vez más cortos, al agobio de los tiempos grises y los aires destemplados se vaya sumando el ritmo monótono de los aguaceros interminables y todo ello junto y a la vez no me dé ganas de soltar alguna que otra más o menos discreta carcajada, entonces mala señal, y lo mismo me dará que se llame winter blues, por muy relamido que pueda sonar.

Aunque no sea cosa de fiarse mucho, al menos de momento las sensaciones parecen aceptables. Que se haya hecho corto el verano tampoco es necesariamente una mala señal, ni mucho menos…



martes, 17 de agosto de 2010

Ah, le cafard…

Eso de que el día discurre de lo más animado y estimulante, ya como a punto para la guinda clausural, y es entonces, en el desprevenido compás, que el chafardereison side of the Life irrumpe manifestándose en su más torva cutrez…

Dado que a esas horas tan tardías para el caldo de ave hay que olvidarse de él, pues entonces que sea un café… americano… con un poco de leche fría…

—Pues no sé qué te voy a cobrar —me ha confesado zozobrando en un mar de incógnitas la señora del lugar—. Dame 1,50 —ha añadido bruscamente, como dejándose arrastrar por un impulso repentizante, negándose en todo caso a seguir considerando la hipnótica cuestión: un café americano con un poco de lecheeeeeeeee?

¿Fría, ademássssssssssssssss?

 Sí, demasiado I+D+I de una sola tacada…

Ah, enfin, le cafard non-américaine, mais bien amer et tellement local… Avec de la lait la plus fraîche mais bien mauvaise aussi, s'il vous dèplaît…


Dedicado a Chichorela (para entendernos):

lunes, 9 de agosto de 2010

Hendaia Euskal-Jira 2010: Un "Le Déjeuner sur l'herbe" à la Brueghel-Zubiaurre Bross.

Para todo quisqui, of patente de course, pero particularmente dedicado a E-T-Juan, que me da que se está haciendo un descreído a marchas olímpicas…

martes, 8 de junio de 2010

viernes, 4 de junio de 2010

Barraganía Times (1)

Hoy lo vi pasar,
sin querer se apoderaron de mí
antiguos sentimientos
que yo pensé que no existían en mí,
que estaban más que muertos,
tanto tiempo…

Hoy lo vi pasar,
sentí algo extraño que no puedo explicar
a menos que aún lo quiera,
porque la sangre me quemaba la piel
corriendo por mis venas,
qué condena…

Y recordé todos los buenos momentos
que viví a su lado,
cuando mi cielo lo llenó de estrellas
con su huella,
y me olvidé todo lo triste y lo malo
que pasó conmigo,
que fue por él todo lo que he sufrido,
por su olvido…

Hoy lo vi pasar,
me di cuenta que jamás lo olvidé,
que todavía lo quiero,
que está en mi vida,
que no pude olvidar
y que no soy de acero
si lo quiero.

(Hoy lo vi pasar según la canta Rocío Dúrcal. También muy recomendables las versiones de Jorge Ferreira El Canario y de José Jara, con el título de Hoy la vi pasar, entre otras variantes, particularmente interesantes en el caso de José Jara)


La barraganía llegó a ser en tiempos un oficio y también una floreciente categoría social, con su toque de prestigiosa distinción, además. Hasta que metieron mano en el asunto los del Concilio de Trento, que se habían puesto muy serios con lo del celibato clerical. Y sin duda que había de ser una cuestión importante, para entrar en el orden del día al lado de temas como la Inquisición, que pasaba a ser un procedimiento común —que lo digan los albigenses, si es que quedó alguno—, o la creación del Índice.

Según el DRAE, mientras que la voz barragán, seguramente proveniente del latín tardío baricán-baricanis y que a su vez vendría del gótico barika —de baro: hombre libre—, significa esforzado, valiente, mozo soltero o compañero (persona que se acompaña con otra), la barragana es en cambio en primer lugar concubina, la que vivía en la casa del que estaba amancebado con ella; o mujer legítima, aunque de condición desigual y sin el goce de los derechos civiles.

En realidad la barragana viene siendo la mujer del cura: su amante fija, y este es el sentido usual de este vocablo universal, saludablemente presente en el habla común de las naciones hispanoamericanas.

Desde sus mismos albores, por cierto, la literatura castellana también abunda en este sentido, hasta convertirlo prácticamente en el único posible.

En fin, lo que en primer lugar parece quedar bastante claro con todo lo anterior es que no es lo mismo ser barragana que barragán: ni parecido.

Ahora unas mujeres de curas han dado a conocer su situación: unas amantes de las sotanas, que es como en Italia conocen a las barraganas, han dirigido una carta abierta al papa Benedicto XVI.

"La idea de la carta surgió, después de que el Papa reiteró en varias ocasiones el carácter ‘sagrado’ del celibato. Nos dijimos, hay que reaccionar", explicó Stefanía Salomone, de 42 años, quien convivió cinco años con un sacerdote.

(www.elnuevodiario.com.ni/internacionales/75682)

(Continuará…)

jueves, 3 de junio de 2010

De diarios, blogs y bloques (y tochos)… (2)


Tuvimos un sirenito,
justo al año de casarmos,
con la cara de angelito,
pero cola de pescado…

(de La Sirenita) 


Mi cafetal

Porque la gente vive
criticándome,
paso la vida
sin pensar en na.
(bis)
Pero no sabiendo
que yo soy el hombre
que tengo un hermoso y
lindo cafetal…
(bis)

Nada me importa que
la gente diga que
no tengo plata.
que no tengo na.
(bis)
Pero no sabiendo que
yo soy el hombre que
tiene mi vida
bien asegurá…
(bis)


A su lado apenas se notan esos 6 tochetes de En busca del tiempo perdido, que ya es decir.

Una vez cierto caballero me comunicó que se lo había pasado excelsamente leyendo En busca… durante una travesía en barco.  Lo a gusto que estaba en una hamaca en cubierta, bien tapadito con su mantita, leyendo. Y me parece que la travesía era un  crucero por el Mediterráneo… En fin, creo recordar que no quise profundizar mucho.

Qué peligro cuando se vuelve transmutado de un viaje. La misma palabra lo dice todo: volver…

Algunas películas también suelen resultar tra(n)stornadoras. Y no digamos algunos libros…

Piróscafo… No se imaginaba uno que pudiera resultar una palabra tan mosqueante. Piróscafos por aquí, priróscafos por allá, a cada momento, a cuenta de cualquier cosa…

Igual que el dichoso turquesa, turquesa por aquí, turquesa por allá, todo el rato… Y ya cuando empieza a describir jamadas a lo bestia, uno puede acabar enfermo:

Habían transcurrido más de veinte años y el mariscal Pilsudski seguía ahí, de pie frente a mí, casi en el mismo lugar donde ahora humeaba, en medio de la mesa, un corzo recién sacado del asador, en cuyas sabrosas carnes Frank hundía, riendo, el largo filo de su cuchillo de caza.

Puro empalago de que si copas de cristal de esto y lo otro, y porcelanas de allí mismo y más allí, y que si las platas de faubergé y que si De Foxá se sacaba del bolsillo una botella de bordsbrännvin y mientras bebíamos discutíamos sobre cuál era la mejor variedad de aguardiente finlandés, si el bordsbrännvin, el pommeransbrännvin, el erikoisbrännvin o el rajamäkibrännvin

Ojo al parche:

Spin escuchaba la conversación y entendía perfectamente que se podía hacer otra cosa. Tutun si rabdare. Pero ¿esperar qué? El ministro Mameli y los funcionarios de la legación sabían muy bien qué era lo que esperaban ahí sentados, pálidos e inquietos, fumando un cigarrillo tras otro. Si por lo menos hubieran dicho algo que le revelase el misterio de esa angustiosa espera. La ignorancia en que se encontraba con respecto a los acontecimientos de ese día aciago y el porqué de esa espera añadía una inquietud mucho peor que cualquier incertidumbre al miedo provocado por el pavoroso estrépito de las bombas. Y no porque Spìn fuera un perro asustadizo. Spin era un magnífico perro inglés de pura raza, un perro ario en el mejor sentido de la palabra: por sus venas no corría una sola gota de sangre de color; un perro magnífico nacido en el mejor criadero de Sussex. No le temía a nada, ni siquiera a la guerra; Spin era un perro de caza, y la guerra, como todo el mundo sabe, es una partida de caza en la que los hombres son al mismo tiempo cazadores y piezas; un juego en que los hombres, armados con fusiles, se dan caza los unos a los otros. A Spin no lo asustaban los disparos; se habría lanzado contra todo un regimiento sin pestañear siquiera.

Ay, el Spin, si lo hubieran pillado el abuelo de Józef Teodor Konrad Korzeniowski y sus compañeros de odisea…

A propósito de la princesa Luise de Prusia, nieta del káiser Guillermo II (su padre, el príncipe Joaquín de Hohenzollern, muerto hacía unos años, era uno de los hermanos menores del Kronprinz):

Delante de Luise me sentía libre y natural como delante de una muchacha de pueblo o de una obrera; la elegancia de Luise residía en su naturalidad de muchacha de pueblo, en esa tristeza algo tímida, la misma que surge de una vida sin alegrías, de la eterna fatiga cotidiana, de las tinieblas de una existencia dura y mediocre. No había en ella ningún rastro de orgullo humillado, de triste renuncia, ni rastro de esa falsa modestia, ese pudor vanidoso o ese resentimiento inopinado que la gente común toma por signos de grandeza venida a menos; sólo una sencillez triste, algo así como una paciencia delicada e inconsciente, una nitidez apenas empañada, una inocencia antigua y noble, la fuerza oscura y paciente que reside en el fondo del orgullo. Delante de ella me sentía libre y natural como de lante de una de esas obreras que se ven a última hora de la tarde en los vagones delU-Bahn o por las caliginosas calles de los arrabales de Berlín, en los alrededores de los talleres, a la hora en que las obreras alemanas salen en grupo y se marchan a pie humilladas y tristes, seguidas a cierta distancia por la muchedumbre silenciosa y opaca de las muchachas descalzas, medio desnudas y desgreñadas que los alemanes toman como esclavas blancas durante sus razias en tierras de Polonia, Ucrania y Rutenia.

También el autor sabe reconocer las manos de los Hohenzollern, famosas por su brevedad, su delicadeza provinciana, más bien rechonchas, con el pulgar curvado hacia fuera, el meñique minúsculo y el dedo corazón sobresaliendo apenas entre los demás.

Otra joya: glabro:

Mientras leía un cartel de propaganda del Leibstandarte Adolf Hitler colgado en el vestíbulo de la estación (en el cartel, dos SS de rostro gótico, glabro y cortante, armados con fusiles ametralladores, con la cabeza cubierta con un gran casco de acero y una luz fría y cruel en sus ojos grises sobresalían con crudeza ante un paisaje de casas en llamas, árboles carbonizados y cañones hundido en el fango), noté que una mano se posaba en mi brazo.

Kapputt:

—(…) ¿Conoce usted el origen de la palabra kapputt? Es una palabra que proviene del hebreo koppâroth, que significa "víctima". El gato es un koppâroth, una víctima, es el reverso de Sigfrido; es un Sigfrido inmolado, sacrificado. Llega un momento, y éste es un elemento recurrente, en que también Sigfrido, el único, se convierte en gato, se convierte en koppâroth, en víctima, en kapputt. El sentido oculto de la historia reside en esa metamorfosis de Sigfrido a gato. (…) Vous avez reçu une très mauvaise éducation, Luise.
Je ne suis déjà plus Sigfried —dijo Luise—. Je suis plus près d'un chat que d'une princesse impériale.
—Oui, Luise, vous êtes plus près d'une ouvrière que d'une princess Hohenzollern.

 Con los nervios sometidos a tan dura prueba, a veces es posible percibir cierta chamusquina a lo Cuore de Edmundo de Amicis. Y también, intentando salvar las insalvables distancias, a las cosas del Areilza Conde de Motrico y demás compinches cuando se ponían de arrebato lírico (disponiéndose a pasar el cazo).

—Pin pin, cayó Berlín, pon pon, cayó Japón —cantaba el Chano Pozo.

Y también Primo Levi, a su manera lacónica, tenía cosas  que contar (y las contó).


(Continuará…)

miércoles, 26 de mayo de 2010

De diarios, blogs y bloques (y tochos)… (1)

—Bustrófedon bromeaba, siempre.
—Tú sabes que las bromas no existen, todo se dice en serio.
—O se dice todo en broma. La vida era una broma total para él. O Él, como tú prefieras. Nada humano le fue divino.
—Es decir, que para él no había cosas serias. Por tanto, no había bromas. Lógica aristotélica.

GCI, "Tres tristes tigres"


Que dice E-T-Juan (para entendernos) que en cuanto tenga aire se mete aquí, y que será a partir del 12 de Junio
!!!
Sin conocerle, eso puede chocar un poco, pero este hombre es así: Abnegación en estado puro, aunque a veces pueda parecer otra cosa. También le va el choteo, peeero sólo se aplica a ello —también abnegadamente— cuando es técnicamente factible.

Fue comentando estos asuntos materiales con MaBibi (para entendernos) que surgió el tema tocho, refiriéndose ella de esa manera a lo que, desde mi punto de vista, en cambio, bien podría ser un bloque en estado puro: el bloque por excelencia, ideal, perfectamente canónico en todos los aspectos, ya tanto materiales como virtuales.

Sea cual sea el caso, la cuestión es que eso, tocho o bloque o lo que resulte ser finalmente, en realidad era algo que estaba presente y bien a la vista todo el tiempo, sólo que a modo del iceberg del que únicamente se puede ver la puntita.

En este caso lo que sólo se le veía era el lomo, opulento allí en la librería (de unos 10 centímetros y pico de ancho por otros casi veinticuatro de alto), (el lomo), pero por cosa de la costumbre ya hacía tiempo que lo había dejado de ver, como si se hubiera aprovechado de algún despiste para camuflarse de mobiliario, muy discreta y eficazmente, y así poder estar a su aire, sin molestias, de pura contemplación.

Por cierto, se diría que es precisamente eso, contemplación, la sustancia de esta obra —tocho o bloque?—, ya desde su génesis, como pulsión de primera necesidad (primordial, vaaale).

A modo de ejemplo, para poder irse haciendo una idea:

Miércoles, 7 de mayo. Busco en el Journal de Gide la traducción del verso de Donne, traducción que Borges ha juzgado mala. Descubro(1) que el verso de Donne no es como lo dijo Borges:

Love me, but bind me not, and let me go

sino

Rob me, but bind me not, and let me go.(2)

BIOY: «La traducción es mala, pero el verso original, comparado con el que habías imaginado, es indigno de una buena traducción. El ritmo no está mal, pero la idea es pobre». BORGES: «Bueno, pero todo es más lógico; lo importante es que los versos agarren al lector y lo transporten… No dejan de tener razón los que señalan errores de lógica; porque si se advierten, los versos no serían muy vigorosos…».

BIOY: «Encontré a Peyrou animado, como si la adversidad que volvemos a vivir fuera para él más favorable que la dicha». BORGES: «Es claro. La desdicha es algo real, contra lo que puede uno luchar. La dicha, en cambio, es precaria, imperceptible después de un tiempo, alarmante, porque no anuncia nada bueno».

BORGES: «Frondizi está en la Casa Rosada. ¿Qué se podía esperar con Aramburu y con Rojas, perfectos caballeros, en el poder? Me pregunto si Frondizi habrá descubierto que él no sirve para político y si se habrá vendido a Perón». BIOY: «No creo en esa hipótesis; me parece más probable que busque, por afinidad, a los peronistas, con la esperanza de conquistarlos. Por cierto, este camino lo lleva directamente al momento en que Perón lo sacará a puntapiés». BORGES: «Qué raro si se cumple la profecía, si vuelve Perón, si corren ríos de sangre, si Perón muere en la horca».

Tratamos de enumerar los antifrondizistas de hoy: nosotros, los Borges, Hilda Colella, Peyrou, Lisi Justo, Pepe Bianco, Alicia Jurado, Olejaveska. De todos no estoy seguro. BORGES: «Hélas, Frías y Rinaldini son de los nuestros. Gancedo ya se habrá dado vuelta».

1. Journal (1939), 18 de junio de 1929.
2. [Viólame, pero no me ates, y déjame partir.]

(Continuará…)

viernes, 21 de mayo de 2010

"Cuban Love Song", Ben Selvin Orchestra, 1931

En Spotify: Esencias (1)

Imprescindible (no sé por qué):

Todo lo referente a Jorge Negrete-Trío Calaveras.

También, para vascos, españoles y andaluces, indistintamente, y también en Spotify: Andre Kostelanetz, del album "The Lure of Spain": "Albéniz: Córdoba".

(La pista del Kostelanetz la pillé del "Tres tristes tigres" de GCI, que conste).

jueves, 20 de mayo de 2010

Cosas de la edad…

A propósito de unos comentarios míos acerca de la temporada en el infierno de Rimbaud, YoYu (para entendernos), trajo a cuento una cosa de Fiti el de los Fitipaldis. YoYu hablaba de un asunto de un aire parecido —el tránsito amor-rencor— en la voz de Fiti:

Whisky barato

Cuando ya no sirven las palabras
Cundo se ha rajado la ilusión
Me emborracho con whisky barato
A ver si me escuece el corazón

Quiero ser tan duro como el hierro
Pero me derrito con tu olor.
Quise hacer un cielo en el infierno
A ver si acertaba por error

Ya no queda nada entre tú y yo
Ya no queda nada entre los dos (bis)

Cada cual que siga su camino,
Cada cual que baile su canción.
Tu destino dicen ya está escrito,
El mío tengo que escribirlo yo

Y de tu cariño, de tu amor, de tu alegría
De tu calor de vida mía, de te quiero tanto,
Al final, lo único que me quedó es la canción
Que estoy cantando

Ya no queda nada entre tú y yo
Ya no queda nada entre los dos (bis)

...............................

Y YoYu propone esta versión en vasco:

Hitz anitzak murritz direnean
ametsak, traketsak, mingotsak
pattar merke batez mozkortzen naiz
ea erretzen zaidan bihotza

Burnia bez(a)in latza izan nahi dut
baina zure usainak urtzen nau
zeru bat egin nahi inpernuan
ea akats bat e(g)inaz hortxe asma(t)u

Ez da ezer geratzen bion arte(a)n
Ez da ezer geratzen gure arte(a)n

Nork bere bidetik segi beza
Nork bere kantu(e)kin dantza e(g)in
Zure patua idatzita omen da(g)o
Neurea neuk beharko (du)t ahalegin

Ta zure laztanak, maitasun ta poz alaia
goxo-goxo, bihotz koxkorra, behar zaitut
Azkenean guztietatik geratu zaidana
Kantu hau besterik ez da, aizu

Ez da deus geratzen bion arte(a)n
Ez da deus geratzen gure arte(a)n

...............................

Y decía "versión" en vez de "traducción" porque este es el caso —un caso que para mí es a la vez novedoso y familiar—: Tal que el viajero a través de los países, es natural que cada uno se haga sus propias composiciones de lugar (y las escriba, como es el caso).

Me vienen a la memoria las cosas de Guillermo Cabrera Infante acerca de esta cuestión que ha venido siendo la de la traducción-traición: no siendo el asunto central, ni mucho menos, sin embargo el potpurrí lingüístico es algo más que un recurso expresivo de primer orden en la escritura de GCI, hasta llegar a constituírse en un mapa tan geo-biográfico como esa Habana que suele recorrer (d-)escribiendo calle por calle.

Para muestra, ahí está "Los visitantes", en "Tres tristes tigres".

Por cierto, es de agradecer que la edición de Cátedra —que tiene todo el aspecto de ser la edición definitiva de esta obra, por fin— de "Tres tristes tigres" incluya ese detallado apéndice de mapas de la Habana.

En fin, el tema tiene lo suyo, particularmente en una cultura audiovisual educada en el "doblaje" (sí, "educada").

(Continuará…)

2+2=X

El razonamiento es que si, por ejemplo, X-2=2, entonces el doble de 2 tendería mucho a parecerse a X, esa gran desconocida (y que tan interesante suele ser).
En fin, al grano, que suelen decir los rústicos:
Lotre yur anduvo por aquí YoYu (para entendernos), de visita, y pasamos la tarde de charla y café y havana faif.
Resumiendo, que inmediatamente percibí la necesidad de este blog: para compartir cuestiones que nos interesan.